viernes, 16 de enero de 2015

Granizado de café con perlas de nata en nitrógeno líquido | postres café, té, infusiones y bebidas helados, sorbetes y granizados
Irresistible y elegante granizado de café con unas exquisitas perlas…de nata

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Ingredientes

 

 Elaboración

Ingredientes
Café espresso
Azúcar (a gusto personal)
Perlas de nata
Nata líquida
Jarabe de vainilla

Otros
Bol de nitrógeno líquido
Caviarera
Nitórgeno líquido


Elaboración
Disolver el azúcar en el café. Conservar la base para el granizado hasta justo antes del servicio en la nevera


Mezclar la nata líquida con el jarabe de vainilla. Conservar la base para las perlas hasta justo antes del servicio en la nevera.

Servir la base de granizado en el bol para nitrógeno. Introducir el nitrógeno líquido lentamente mientras movemos la base del granizado con una varilla. Mover hasta alcanzar la consistencia deseada. Este proceso es muy rápido y permite llegar a tener micro cristales de hielo, muy delicados y que se solubilizan instantáneamente en la boca, a diferencia de la de un granizado normal que necesita mucho tiempo para disolverse y lleva a la formacción de cristales grandes de hielo.

Con la “caviarera” preparar las perlas de nata, introduciendo la nata en el nitrógeno. Recoger con un colador o cuchara larg
pulpo con espuma de papa y perlas de  aceite de pimienta de cayena y achiote.

técnicas utilizadas: 




·                     congelar aceites puros y obtener perlas gracias al nitrógeno liquido.
·                     realización de una espuma a base de fécula
·                     espantar al pulpo
·                     presentamos el plato en un shot donde adentro colocamos la espuma caliente, en un palillo unos cortes de pulpo  y encima finalizamos con las perlas de aceite. colocamos una pisca de cayena.


lomo fino cocinado al vacío, con humo de romero y tomillo, puré de camote bicolor, salsa de cacao.


técnica utilizada:



·                     cocción al vacío
·                     utilización de la técnica de ahumado con alguna hierba aromática seca.
·                     utilización de demiglace como base para la salsa.


rábano encurtido, con perlas de aceite de trufa , cebolla confitada.


técnicas utilizadas:



·                     encurtir vegetales en un medio cítrico.
·                     perlas de aceite utilizando nitrógeno liquido.
·                     confitar cebolla a 45 ° por una hora y media.

 helado de maní, caviar congelado de frambuesa, bizcocho de red velvet y salsa toffe de frambuesa.

técnicas utilizadas:




·                     hacer helado con nitrógeno liquido con una base de helado.
·                     hacer bizcocho en el microondas mediante la utilización de un sifón para incorporar aire.

·                     tecnica de esferificacion inversa, luego las congelamos en nitrogeno liquido.
MOLECULAR DEBER 7



El nitrógeno es un gas incoloro e inodoro que se condensa en forma de líquido para utilizarse en la cocina. Su punto de ebullición es de 196 grados bajo cero y su uso no implica ningún riesgo para la salud. Los alimentos sometidos a las bajas temperaturas del nitrógeno líquido conservan todo su sabor, color y olor. El nitrógeno liquido cuece, igual que el fuego, pero a 196 grados bajo cero.
Cuando se añade nitrógeno líquido a un alimento en realidad no se está añadiendo ningún ingrediente. Únicamente se le está aportando frío, mucho frío (el nitrógeno pasa de estado gaseoso a estado líquido a -196ºC). ¿Qué se consigue con esto? Dado que gran parte de la mayoría de los alimentos está constituida por agua, se produce una casi inmediata congelación de la totalidad del agua del mismo. Esta congelación es especialmente rápida cuando el nitrógeno líquido se mezcla con una crema para hacer un helado, ya que al tratarse de dos líquidos, el contacto al mezclarse es muy íntimo.

La utilización del nitrógeno líquido en la cocina es una de las técnicas más conocidas de Ferran Adriá y otros cocineros de vanguardia, como el andaluz Dani García o Paco Roncero o el inglés Heston Blumenthal, pero el inventor no fue ningún cocinero, sino el científico francés Hervé This, quien descubrió las aplicaciones que ofrecía el uso del nitrógeno líquido en la cocina.

En este video aparecen las siguientes recetas
- Caipirinha nitro: cóctel que se presenta como un sorbete de alcohol y que el equipo de sala de el Bulli prepara delante del cliente.
- Trufa coulant de pistacho: en este plato con el nitrógeno líquido se consigue congelar sólo la parte exterior para obtener una preparación dura por fuera y cremosa por dentro.
- Shots de avellana: el nitrógeno liquido también permite elaborar bolas heladas  muy pequeñas.

En el siguiente video se reflexiona sobre preparaciones con nitrógeno líquido en una conversación en el programa Vive la Ciencia  de Libertad digital entre el cocinero Paco Roncero y Jorge Alcalde, actual director de la revista Quo

Video (Youtube)
Otras sugerencias  para cocinar con nitrógeno líquido


Recipiente para trabajar con nitrógeno líquido.

Aquí se hace el famoso dragón de Ferrán Adriá, que no es más que un puré de regaliz de palo, del que comíamos de chavales, se echa un poco de este puré al nitrógeno quedando una bola hueca y crujiente con intenso sabor a regaliz y que cuando te la comes te sale el humo del nitrogeno por la nariz...
Fresas con chocolate, ¿ habeís hecho alguna vez brochetas de fresas impregnadas en una cobertura de chocolate ? esto es parecido , pero la textura del chocolate con la fresa no tiene nada que ver echo con nitrógeno queda sensacional...para probarlo.

Sorbete de cerezas, se echa el pure de cerezas al nitrógeno y sin dejar de remover queda el sorbete de textura más fina que yo he conocido.

Perlas de licor de melocotón, con un biberón echar al nitrogéno gotas de licor de melocotón, el nitrogeno es capaz de helar el alcohol, quedan unas perlas heladas que en boca tienen un sabor curioso y muy agradable.


Sémola de aceite de oliva, el proceso es echar micro gotas sobre el recipiente del nitrógeno líquido, quedas bolitas congeladas como si de una sémola se tratase.


Esta sémola sobre una tostada de pan y un poco de sal por encima es una tostada de aceite maravillosa y única.

Aquí conjugamos la técnica del sifón de espumas y el nitrógeno, una espuma avainillada echada al recipiente de nitrógeno queda de una textura crujiente por fuera y con la textura de espuma por dentro, para probarlo.



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Las espumas livianas o "aires", son una de las estrellas de la gastronomía molecular. Aquí te contamos algunas buenas opciones para aplicar esta técnica en tu cocina.


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EMULSIONES,ESPESANTES Y AIRE

En la cocina moderna se implementan cada vez mayor elaboración, pero sin complicar las preparaciones ya que si se conocen las técnica adecuadas, se podrá obtener unos mejores resultados con texturas diferentes y con características inigualables, las cuales se las puede realizar con los productos adecuados y ciertos elementos, nuevos para algunos, como los diferentes químicos naturales.

Estas preparaciones se las puede obtener con los siguientes químicos y técnicas:

ESPESANTES

A lo largo de la historia de la cocina siempre se ha buscado una manera efectiva de espesar diferentes preparaciones como las sopas, salsas, jugos, cremas, etc. Y tradicionalmente se han encontrado productos como harinas, almidones, féculas, entre otros, los que han sido de gran utilidad en el desarrollo de la cocina a lo largo de su historia. Pero siempre opacando sabores ya que se debe implementar grandes cantidades de estos para lograr un producto optimo deseado.

Pero se han dado a conocer productos para evitar estos inconvenientes. Uno de estos es Xantana que con baja cantidad se logra espesar la preparación sin afectar de ninguna manera  la preparación.

XANTANA

Características:

En el mercado se la puede obtener:
·                     Presentación en forma de polvo refinado.
·                     Soluble en frío y en caliente.
·                     Es capaz de espesar medios alcohólicos.
·                     Resiste muy bien los procesos de congelación - descongelación.
·                     Aun que se le aplique temperatura no pierde propiedades espesante.
·                     Agitar lentamente y dejar que se hidrate por sí sola.

EMULSIFICACIóN

Los siguientes químicos permite realizar emulsiones de medios que antes, era incluso imposible realizar, un medio graso con un medio acuoso. Esto hace muy favorable el uso de estos químicos los que son en su totalidad naturales.

SUCRO

Su característica mas importante es que posee una elevada estabilidad como emulsionante en el plano de aceite en agua, ya que este es afín al agua, por lo que se debe disolver en un medio acuoso. Incluso posee propiedades aireantes.

Características:

En el mercado se lo puede obtener:

·                     Presentación en polvo.
·                     Insoluble en medio graso.
·                     Gel blando que no se forma mientras se va agitando la mezcla.
·                     Se disuelve en medio acuoso sin necesidad de aplicar temperatura, aunque con calor la disolución es mas rápida.
·                     Una vez realizada dicha disolución, debe añadirse lentamente al medio graso.
GLICE

Este es derivado de la grasa, este posee una elevada estabilidad para actuar como emulsionante que integra un medio acuoso en medio graso. Es un emulsionante afín al aceite, lo cual es indispensable deshacerlo primero con elemento graso y afín ir añadiéndolo en el elemento acuoso.   

Características:

En el mercado se lo obtiene:

·                     Presentación en escamas.
·                     Insoluble en medio acuoso.
·                     Se disuelve en aceite calentando hasta 60 °C.
·                     La integración de la mezcla de aceite y Glice en el medio acuoso debe realizarse lentamente para que la emulsión sea satisfactoria.
AIRES

LECITINA

Emulgente natural a base de lecitina de soja, ideal para este tipo de elaboraciones. Es importante mencionar que Lecite (nombre conocido en el mercado), se encuentra elaborado a partir de soja no transgénica. Producto natural.

Características: 

En el mercado se lo puede obtener:

·                     Presentación en polvo.
·                     Soluble en frió.
·                     Muy soluble en medio acuoso.
·                     También presenta una sorprendente capacidad de ligar salsas imposibles.

·                     Gracias a su gran poder emulgente, Lecite es ideal para convertir jugos y otros líquidos de consistencia acuosa en burbujas similares a las que forma el jabón.
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Sonido del mar
A raíz de una noticia leída sobre las conexiones neuronales de tipo cross-modal, tiré de buscador y encontre varias referencias interesantes. Este artículo surge por la información proporcionada en un hilo de foro que cree al respecto, donde descubrí el siguiente artículo de Euro-Toques, a los que quedo muy agradecido al dejarme reproducir este interesante artículo.



En el siguiente artículo, el prestigioso chef británico Heston Blumenthal del restaurante The Fat Duck, nos cuenta paso a paso la gestación del plato Sound of the Sea (El sonido del mar), fruto de la investigación que llevó a cabo junto a Charles Spence sobre la introducción del sonido en la experiencia gastronómica. 
Después de aquella primera sesión en el laboratorio de Charles fui invitando a clientes a los que conocía bien a ponerse los auriculares y a escuchar por sí mismos, de un modo bastante rudimentario, lo que un sonido crujiente amplificado puede conseguir. Un día de agosto de 2004, a la hora de comer, cuando todas las mesas excepto dos se habían quedado ya vacías, animé a mi amigo Claude Bosi, chef y patrón del maravilloso restaurante Hibiscus, a que lo probase. Resultó que alguien de la otra mesa conocía a un periodista y le informó de lo que había visto, así que poco después apareció un artículo en el Sunday Times. Lo de los auriculares se había “hecho público” y de pronto se hizo imperativo que encontrásemos una manera de utilizarlos en el restaurante y el plato adecuado para hacerlo. Durante algún tiempo tuve en mi mente la imagen de alguien comiendo ostras mientras escuchaba el sonido del mar (incluso había escogido los sonidos que quería utilizar y los tenía guardados en mi ordenador). Pero siempre me sentí incómodo con la idea de obligar a los comensales a sentarse en el restaurante –aunque sólo fuese durante unos minutos– con un par de auriculares estampados en las orejas. 
Resultaba alienante e imaginé que mientras a algunas personas les encantaría probarlo, otras, comprensiblemente, se mostrarían reticentes. Contemplé la posibilidad de meter algo en una de las cajas de Cereales de Chirivía que servíamos (al estilo de los pequeños “regalos” que, siendo un crío, encontraba enterrados entre los  cornflakes). Me pregunté si tendría que ser una tarjeta con una pregunta, lo que parecía una forma delicada de dar a la gente a elegir sin importunarles. Sin embargo, esto no solucionaba el problema de la complejidad tecnológica. En el caso de Claude, había utilizado auriculares y un amplificador de mano tosco y poco elegante, pero las alternativas también tenían inconvenientes. Desarrollé una caja de sonido que transmitía sonido por infrarrojos, con lo que sacábamos la tecnología de la mesa, pero seguía siendo un aparato grande e invasivo y sólo se podía utilizar con seis personas a la vez. Investigué la posibilidad de usar altavoces direccionales, pero me di cuenta de que, a pesar de que así nos librábamos de los auriculares, la calidad de sonido no era lo bastante buena, y como el ruido de fondo no se eliminaba resultaba difícil dejarse perder en un mundo de sonido.


Fue Kyle, el responsable de mi departamento de desarrollo, quien sugirió quepodíamos probar con un iPod y bajarnos los sonidos del mar de mi ordenador. Cuando lo probé por primera vez sentí cómo una amplia sonrisa se dibujaba en mi rostro casi involuntariamente, la clase de respuesta emocional que estaba buscando. Finalmente habíamos encontrado la manera de introducir el sonido en el plato. Hoy el Sound of the Sea se sirve acompañado por una caracola que contiene una pieza electrónica del tamaño de un sello de correos, y hemos desarrollado un paisaje sonoro (o marítimo) utilizando una grabación binaural que registra las cosas en 360º, tal como habitualmente las escuchamos. Los sonidos parecen llegar de cerca o de lejos, de atrás, de arriba o de un lado de la cabeza. Hace que el sonido suene más “real” del mismo modo que la televisión de alta definición parece más real que la normal.

La tecnología en el SONIDO DEL MAR

En el Sound of the Sea esta tecnología permite que la gente escuche las gaviotas como si realmente estuviesen revoloteando por la sala. Cuando los comensales se insertan los pequeños auriculares se ven transportados a una playa –el romper de las olas contra la costa, el canto melancólico de las gaviotas– y ante ellos, en el plato, está el punto de encuentro entre el mar y la orilla: la marca de la marea y los desechos que deja tras de sí, los restos de espuma, las algas varadas.  Para reproducir la “arena” uno de los aprendices sugirió utilizar un cierto tipo de harina de tapioca e invertimos meses en probar y ajustar la textura y el sabor. El resultado final fue tan convincente que uno de mis jefes de desarrollo, con una expresión soñadora en los ojos, declaró: “Esta es la arena de mi tierra natal, Venezuela”. 
Nos costó un tiempo encontrar la salsa correcta para el plato, que sólo empezó a tomar forma cuando di con la idea de la marca de la marea. Me di cuenta de que lo que quería era una espuma blanca y ligera, como la que forma la marca que suelo seguir, como si fuese la línea continua de una carretera, cuando salgo a correr temprano por la mañana en la playa que está al lado de Montpelier, donde Zanna, los niños y yo veraneamos cada año. Crear una espuma ligera implica varias consideraciones estructurales. La presencia de grasa la estropearía y un líquido demasiado viscoso simplemente no espumaría. Creamos todo tipo de espumas, utilizando técnicas cada vez más elaboradas y precarias que nos hacían perder más y más tiempo. Poco a poco llegué a darme cuenta de que esta escalada podía hacer que nuestras miras se estrechasen, así que era el momento de dar un paso atrás y reflexionar otra vez. ¿Qué es esa espuma que vemos en la orilla? Básicamente agua salada. Entonces, ¿por qué no utilizar los jugos salados de las algas, orejas de mar, berberechos y almejas que ya están en el plato y añadir unos cuantos agentes espumantes?
Poco después llegó al restaurante un paquete pesado y bien sellado. Cuando abrí el embalaje  me encontré con... arena. Nuestro nostálgico chef había pedido a su padre que le enviase unos veinticinco kilos de orilla de Venezuela. Desde entonces la hemos venido usando en las cajas de cristal sobre las que servimos el plato.
Me habría gustado encontrar la manera de verter una luz en el plato de cada comensal para capturar la sensación de los rayos de solrecorriendo la arena. La idea de crear un mundo, de transportar al comensal –a través del sonido, de la comida, de una llamada integral a los sentidos– a otro lugar se aferró a la imaginación de todos los que trabajaban en el restaurante, que empezaron a sugerir cosas que pudiesen añadir algo a la experiencia del plato. Fue Eric, mi maître, quien tuvo la estupenda idea de presentar los iPods en la mesa metidos en caracolas. Sin embargo, llevados por el entusiasmo, sus sugerencias fueron cada vez más risibles: Que los camareros lleven una camiseta a rayas de marinero y una gorra de capitán. O aletas y tubos de buceo, añadió alguien. O repartir el cargamento de arena en unas cuantas barcas profundas de madera y hacer que los comensales se quiten los zapatos y los calcetines y coman mientras disfrutan sintiendo la arena entre los dedos de los pies... 
Parte del arte de crear un plato es saber dónde establecer el límite, y mientras la perspectiva de utilizar el equipo de buceo habría resultado tan desconcertante para el comensal como lo era para Dustin Hoffman en El Graduado, tuve otras ideas que no eran tan fáciles de descartar. Durante mucho tiempo pensé en servir el plato con un vaso de agua que tuviese un fuerte sabor a mar y trabajé duro en su desarrollo hasta que me di cuenta de que era superfluo. La otra idea que perseguí fue el uso en el plato, además del sonido, del olfato para acercarme al máximo a una experiencia multisensorial. Obviamente esto era algo difícil de conseguir en el entorno de un restaurante normal, donde el aroma del mar podría combinar con las hojas de hinojo marino, pero echar a perder el sorbete de la mesa de al lado. Afortunadamente conté con el telón de fondo perfecto contra el que probar un aroma, un evento benéfico en Las Vegas en el que Joël Robuchon y yo cocinamos para doce invitados que comerían lo mismo al mismo tiempo. Junto a los cubiertos habituales del Sound of the Sea –cuchillo, tenedor, reproductor digital– los camareros dispusieron un gran ventilador en uno de los extremos de la larga mesa e impregnaron sus aspas con una fragancia de mar creada por el perfumero Christophe Laudamiel, que utilizó esencia de algas y algunos de los aromas característicos de un puerto. Funcionó a las mil maravillas, aportando una dimensión añadida al sabor y la apreciación de la comida. Los comensales terminaron conversando sobre los lugares a los que la comida les había transportado: Cerdeña, Maine, Mykonos, Florida, Hawai, Costa Rica, Belize, Phuket... Enriquecida con sonido y aroma, la comida conectó de manera literal con un mundo mucho más amplio. 
bores de un plato pueden trabajar al unísono para estimular los sentimientos que contribuyen a crear esa escena.

Sound of the sea de Heston Blumenthal

INGREDIENTES
El ponzu
65 g. de sake, 2 yuzu frescos, 1 sudachi fresco, 700 g. de mirin, 525 g. de vinagre de vino de arroz, 550 g. de salsa de soja tamari, 110 
g. de salsa de soja usu kuchi, 10 g. de katsuo buchi (escamas de bonito seco), 15 g. de rishiri-kombu (kelp seca), tostada por los dos 
lados sobre una llama.
El aceite de miso
250 g. de pasta de miso rojo, 100 g. de pasta de miso blanco, 5 g. de aceite de hígado de bacalao, 250 g. de aceite de semillas de uva.
El alga dulse escabechada
15 g. de vinagre de vino blanco, 40 g. de vinagre de vino de arroz, 40 g. de agua, 30 g. de azúcar, 2 g. de sal, 50 g. de alga dulse seca, lavada en agua fría y cortada en tiras de 4 cm.
La “arena”
10 g. de aceite de semillas de uva o de cacahuete, 20 g. de shirasu (angulas o anchoas), 10 g. de kombu, 80 g. de maltodextrina de 
tapioca N-Zorbit M*, 25 g. de barquillo de helado machacado (oscuro, tipo galleta), 30 g. de miga de pan panko frita en aceite de semillas de uva hasta que adquiera un tono dorado y después ligeramente machacada, 2 g. de polvo de brillo de uso alimentario, 3,5 g. de polvo vegetal tostado como color, 140 g. de aceite de miso, sal marina. *Esto es esencial para conseguir la textura arenosa. National Starch la desarrolló específicamente para incrementar el volumen de las mezclas secas y para absorber las grasas y aceites con el fin de formar una harina ligera y seca. Los otros tipos de maltodextrina de tapioca no absorben las grasas de la misma manera.
El alga hijiki
150 g. de alga hijiki seca, 25 g. de salsa de soja usu kuchi, 20 g. de mirin.Las “conchas marinas”1 bulbo de lirio japonés.
El “mar”
125 g. de zanahorias peladas y finamente picadas, 125 g. de cebollas finamente picadas, 75 g. de hinojo finamente picado, 50 g. de puerro, sólo las partes blancas y verdes pálidas, finamente picado, 50 g. de chalotas picadas, 5 g. de ajo finamente picado, 25 g. de vermouth, 100 g. de vino blanco (Chardonnay), 250 g. de navajas, purgadas cambiándolas varias veces de agua fresca, 300 g. de mejillones, purgados cambiándolos varias veces de agua fresca y despojados de sus barbas, 225 g. de berberechos, purgados cambiándolos varias veces de agua fresca, 1,75 kg. de agua, 35 g. de alga wakame seca, 20 g. de kombu, 15 g. de hojas y tallos de perejil liso.
Las navajas
15 g. de rishiri-kombu, 900 g. de agua mineral baja en calcio, 40 g. de salsa de soja blanca (shiro shoyu), 500 g. de navajas vivas, purgadas en varios cambios de agua fresca.
Las ostras
Ostras autóctonas (1 por persona).
La salsa final
800 g. de “mar”, 200 g. de jugo de las ostras, 30 g. de salsa de soja blanca (shiro shoyu), sal, pimienta negra recién molida.
Los erizos de mar
Erizos de mar vivos. Deben prepararse justo antes de servir con el fin de maximizar su fragante carácter floral. Un erizo da tres raciones, dos “lenguas” por persona..

Elaboración del Sound of the Sea

El ponzu
Verter el sake en un cazo, ponerlo al fuego fuerte, llevarlo a ebullición y flambear el alcohol. Cuando bajen las llamas, retirar el cazo del fuego y apartarlo para que enfríe. Lavar el yuzu y el sudachi, cortarlos por la mitad y exprimirlos retirando las pepitas. Eliminar las pepitas que hayan podido quedar adheridas a las dos mitades de la cáscara y cortarlas en cuartos. Depositarlas en  un recipiente grande junto al zumo y el resto de los ingredientes. Cerrar herméticamente el recipiente y dejarlo refrigerar durante un mes. Pasado ese tiempo, filtrar el líquido a través de una muselina húmeda y condimentar añadiendo tamari, salsa de soja usu kuchi o vinagre si fuera necesario. Guardar en el frigorífico.

El aceite de miso
Mezclar todos los ingredientes con mucho cuidado, cubrirlos y refrigerarlos durante 48 horas. Filtrar con delicadeza a través de una muselina húmeda para separar la capa superior de aceite de la de miso, más densa, de abajo. Reservar el aceite.
El alga dulse escabechada
Introducir todos los ingredientes excepto el alga en una olla y llevar a ebullición. Retirar del fuego y enfriar a temperatura ambiente. 
Añadir el alga dulse al líquido ya frío, pasar el conjunto a un contenedor hermético y refrigerarlo durante 24 horas antes de su utilización.  
La “arena”
Verter el aceite de semillas de uva o de cacahuete en un pequeño sauté y poner a fuego medio hasta que esté caliente. Añadir el shirasu y saltear removiendo constantemente hasta que adquiera un tono dorado (si queda demasiado oscuro, tendrá un sabor amargo; si por el contrario queda demasiado claro, no estará lo bastante crujiente. Seguirá dorándose después de retirarlo del sauté). Escurrir el aceite y depositar el shirasu sobre papel de cocina. Triturar el kombu hasta convertirlo en un polvo fino, tamizarlo y medir 4 g. Introducir 5 g. de shirasu en un bol, añadir el resto de los ingredientes excepto el aceite de miso y la sal y mezclar. Añadir el aceite de miso poco a poco en forma de hilo fino y remover hasta que tenga la consistencia de una arena húmeda. Condimentar con la sal marina y guardar tapado hasta su utilización.
El alga hijiki
Poner el hijiki a remojo en agua templada hasta que se ablande (unos 5 minutos). Escurrir el agua. Lavar con agua fresca y escurrir 
de nuevo. Condimentar con la salsa de soja y el mirin. Cubrir y refrigerar hasta su utilización. Las “conchas marinas” Lavar el bulbo para eliminar el serrín en el que está guardado, secarlo con unas palmaditas y retirarle el corazón. Separar las capas individuales del bulbo. Con la ayuda de un cuchillo, recortar cada capa para que parezca una concha marina y conservarlas cubiertas de agua fresca. Blanquear las “conchas marinas” en agua hirviendo salada. En cuanto suban a la superficie, refrescarlas en agua con hielo, escurrirlas y dejarlas aparte (pueden cocerse demasiado en cuestión de segundos, así que hay que actuar deprisa para que mantengan su textura crujiente). 
El “mar”
Introducir las verduras, el vermouth y el vino blanco en un puchero y cocer hasta que estén translúcidas. Si es necesario, agregar agua para evitar que las verduras se peguen. Añadir los mariscos y cubrir con el agua. Llevar el líquido a 85 ºC, cubrir e infusionar durante 25 minutos a esa temperatura. Retirar el puchero del fuego y añadir el wakame, el kombu y el perejil. Volver a tapar y dejar que se enfríe a temperatura ambiente. Retirar las impurezas que hayan podido aparecer en la superficie. Pasar el conjunto por un chino y después por un tamiz forrado con una muselina húmeda. Enfriar sobre un baño de hielo.
Las navajas
Secar el kombu con un trapo húmedo e introducirlo en un puchero con el agua. Calentar a 60 ºC y mantenerlo a esa temperatura
durante 1 hora. Retirar el puchero del fuego y añadir la salsa de soja blanca. Apartar hasta que se enfríe. Precalentar un baño maría a 
65 ºC. Introducir las navajas, dentro de sus conchas, en una sola capa en bolsas de vacío. Añadir la cantidad justa de infusión de kombu para cubrir las navajas y sellar a máxima presión. Introducir en el baño maría durante 4 minutos. Pasado ese tiempo, introducir las 
bolsas en agua con hielo. Cuando se hayan enfriado por completo, extraer las navajas y retirar sus conchas. Retirar las entrañas y reservar los “tubos” en el frigorífico hasta su utilización.
Las ostras
Lavar el exterior de las ostras con agua fría. Utilizando una puntilla, abrir cuidadosamente cada ostra y depositar la carne y su jugo en recipientes separados. Filtrar el jugo por un colador fino y utilizarlo para lavar las ostras. Introducir las ostras en un recipiente limpio, volver a filtrar el jugo y añadirlo al recipiente. Cubrir y conservar refrigerado.
La salsa final
Introducir  el “mar”, el jugo de ostras y la salsa de soja blanca en un recipiente y rectificar el sazonamiento si es necesario. Cubrir y refrigerar hasta su utilización.
Los erizos de mar 
Lavar los erizos bajo el agua corriente para elminar el fango y otros desechos que pudiesen tener adheridos. Utilizando unas tijeras de cocina, cortar alrededor de la parte de arriba de cada erizo hasta que se vean las “lenguas” de color naranja de su interior. Extraerlas cuidadosamente de la concha con una cucharilla y depositarlas sobre papel de cocina.

Servicio del Sound of the Sea de Blumenthal

Disponer la “arena” en un plato y utilizar una tarjeta o una espátula para darle la forma de una tira unos 2 cm. de ancho. Espolvorear 
por encima el shirasu.  Mojar la “concha marina” en el ponzu y colocarla sobre la “arena”.  Mojar el alga Codium en el ponzu y escurrirla sobre un papel de cocina. Colocarla en un montoncito junto al límite de la “arena”. Distribuir montoncitos de algas hijiki y dulse sobre la arena de la misma manera.  Rociar el ponzu sobre las piezas de marisco y colocarlas sobre cada montoncito de algas.  Introducir la salsa final en un recipiente, añadir la lecitina de soja y el caseinado de sodio y espumar la mezcla con una batidora. Servir cucharadas de la salsa alrededor del marisco simulando el océano rompiendo contra la playa. 
Guarnecer el plato con 3 piezas de hinojo marino y rociar un poco más de ponzu por encima. 
Servir con el iPod.

Artículo cedido por Euro-toques.